Monday, September 08, 2008

karicia, puta a los 14 /capítulo 2/

Karicia puta a los 14, /capítulo 2/ //Una noche normal.

Uno se pregunta, qué tiene de normal una noche fría, en donde dos nenas que deberían estar ya en camita, soñando con princesas, estan en una avenida, esperando clientes para ir a un revolcon.

El tráfico esta pesado, mejor se desvía por la ruta 6, él sabe que por ahí llega más pronto por la "calle de las putitas", nervioso y un poco turbado, poco, si hasta tiembla de las ansias que tiene de acostarse con una nena, y en la radio las noticias que no encajan, la subida del petróleo y la bajada de las divisas, un mapa viejo tirado en el suelo del carro, un vejestorio que no da para mas, se enfila por la recta, empieza a divisar pequeños bultos.

Para su patético auto enfrente de ellas, Karicia se acerca, con aires de seguridad el le pregunta cuánto, entonces se le ocurre decir que por 200 pesos ella se va un rato, desde dónde esta Dalma, le calcula unos sus treinta y tantos años, bueno en realidad treinta y ocho tiene. No duda ni un instante en pagar, ya desde el primer momento que la vio junto a la ventana se dio cuenta que es una nena.

Ella le recomienda a que a una cuadra y media hay una pensión donde pueden pasar, pero él le contesta que, prefiere ir a un hotel que conoce en dónde el dueño es amigo. Eso a seis cuadras del lugar, no mucho le gusta la idea pero por ese precio, que no se normal, ella se va.

Es un hotel de poca monta, en un lugar de mala reputación, la iluminación de país tercermundista, olor a mierda por todos lados, de seis pisos y aspecto de post guerra, una cosa que ni en la peor película de miedo se da, y por si fuera poco el loby es un asco... El dueño y viejo calvo, que mira la televisión, de esas teles del año 82, habla un momento con él y luego de un rato suben por las escaleras mal iluminadas, con olor a moho, para llegar a unos cuartos parecidos a la muerte.

El frío de esa puta calle, no hace más que recordar la miseria, a Dalma quién la recoge, entonces piensa en las mil y una cosas en las que tiene que pensar, y a sus doce lo normal sería imaginar juegos de muñecas y no en con cual me va a tocar.

La lúgubre habitación de porquería, apesta, la cama por la que han pasado miles de amantes y soñadores aguarda para el momento, ese instante en que se unen dos carnes, esa cubrecama pitaya tan fea, se cierra la puerta, él no quiere perder tiempo y se empieza a quitar la ropa, Karicia hace lo mismo, entre más pronto mejor. Ver aquel cuerpo deforme, aquella cara de ansia, el miembro que es repulsivo, estar con el frió y los nervios de que es lo que va a pasar, sacar de su bolsa un condón para que se lo ponga, que el gesto sea de no muy, y que la noche siga su curso...


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