Wednesday, April 16, 2008

mangos club ©

Mangos Club © Es la historia de un bar en decadencia de como estos lugares pueden pasar de ser los "antros" de lujo, moda, opulencia y farra segura a unos reductos de lujuria sin chispa, entonces el final que se llega en silencio, y es una continuación de las otras historias.

Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres.

Coco Chanel

Capítulo I /¿Cuál belleza?/

Esa es la pregunta que salta a la cabeza insistente ¿cuál belleza? parado en frente, dentro más adentro, y las respuestas que huyen de todo entendimiento, pero el lector no ha de preocuparse por esas cosas banas que quedan sueltas sin decir, sin escribir.

Así lo indica el letrero Mangos Club © y al parecer todos confunden la fruta "mango" con la belleza superlativa y se imaginan mujeres excepcionales y de gran factura, un recinto digno de reyes, pero gran fiasco se llevan.

Veamos así pues ahora usted lector es el personaje X y esta en la acera de en frente /repito la palabra/ deseoso de entrar a conocer ese club, esperando el momento de cruzar como es debido.

Logra cruzar y enfrente suyo una puerta de hierro verde, mas bien una hoja de compuesto hierro, que da cuenta del paso del tiempo, por el oxido, que importa eso es lo de menos, un timbre que suena cansado, ¿cómo puede sonar un timbre cansado?.

Es la espera que carcome al verse expuesto a que las mentes puritanas e hipócritas lo vean parados enfrente a ese antro de mala muerte.

Son los momentos que pasan lentos y cómo hacerlos mas de prisa, si tardan en venir a su auxilio para que usted pueda pasar al recinto del pecado.

Por fin se abre la puerta, parecido al ábrete sésamo, a una puerta de jugueteria a una dulceria a todo lo que se ha deseado antes, y parada enfrente con cara de pocos amigos una gorda que en un momento hace desvanecer toda la ilusión y pone un cartel de realidad real, un puto bar de quinta, en un puto lugar de cuarta.

Si ya le veo la cara, usted tiene el desconsuelo de entrar y ver eso deprimente, esperaba encontrar la bulla, las chicas, lo glamours y resulta ser un pedazo de nada, apenas tres chicas nada agraciadas, el único relajo proviene de la rockola que se hecha a andar con dos monedas y ahora suena una del "Buki", por tanto se dispone a sentarse en una silla de plástico que da cuenta del tiempo que lleva sola.

Entonces usted se pregunta dónde esta la belleza, no hay mujeres que lo dejen sin aliento, el lugar apesta a todo y por donde le mire no hay nada grato mas que el póster de una cerveza con semejante modelo en minifalda roja que corta lo burdo del lugar.

El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores.

Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense.

Capitulo II /La realidad/

Han pasado cinco minutos, desde que usted llego se sentó en la silla plástica y pidió su agua gaseosa con sabor a cola, ya se percato del número de chicas que hay definitivamente en el lugar, cinco.

Entonces usted las revisa detenidamente como quien va a comprar una vaca, las ve de pies a cabeza y escudriña cada parte de ellas, ninguna pasa del 1:68 entonces piensa que son "chaparras" las vuelve a ver y se vuelve a dar cuenta que son un poco gordas, eso es lo de menos hay una de ellas que lleva ya 15 años en el bar, esa cara agría que no se la quita ni un milagro, otra que se duerme /y quién no/ al parecer nada alienta.

Una que llego de ocuparse, tiene la cara larga, así es su fisonomía, trata de pensar en otras cosas pero usted se da cuenta que no hay forma alguna, que la música que ponen no es la que le gusta, entonces va a la mini barra que hay y pide sencillo para poder poner su gusto, al fin logra averiguar como funciona la rockola y escoge una de Juan Gabriel y otra de Shakira, y bueno si en todos estos lugares prostituyen buenas canciones.

El televisor que tuvo sus día de gloria ahora no es mas que una gran pantalla de 42" deforme a cuatro colores que distorsionan la vista de tal manera que a los pocos segundos hay que dejar de ver.

Es una paz impuesta por un ambiente de muerte festiva ante la nada que se presencia.

Llega a la conclusión que solo cinco chicas hay y que no se puede escoger de ese pequeño ramillete, ni modo es de acabarse el agua y salir de ahí, eso cuando termine la canción que fue a programar.

Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño.

Mark Twain (1835-1910) Escritor y periodista estadounidense.

Capítulo III /un final feliz/

Como todos los cuentos de hadas este tiene un final feliz para usted que es el personaje de esta historia en donde al ver que no hay nada se sale del lugar,mas no así para las chicas que se quedan adentro esperando que alguien las invite a un trago o peor aún les pague un acostón y la noche es larga para ellas.


Usted se perderá en las calles que conducen al centro, sin remordimientos, solo se tomo el agua gaseosa sabor cola, fue vio y no le gusto salió. La espera no es nada pues bien puede ir a otro lugar, a un café, a una disco y encontrar lo que busca, mientras ellas esperan lo que nunca llega, y mas bien les cae cualquier truan y feo.

El final feliz no es tan feliz como ve y por qué tiene que ser feliz...

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