Friday, March 18, 2011

los 100 poemas / 00

El recuerdo de mi amiga.

1. Llegue temprano.

La cita era a las 9:00 de la mañana,
la lectura de poesía sería a las diez y había que estar antes en el colegio,
yo iría a un colegio privado tu a una escuela publica,
nos miramos y sonreímos,
yo sabía que tenía que leer ante chicas hermosas e iba preparado con un elegante saco, corbata original de John Lennon y sombrero gris,
tu como si se tratara de una actividad en la -costa- tan fresca, tan radiante, tan fucsia...
Quedamos en vernos más tarde al regresar de la incursión, no había hora...

2. El regreso.

Tu llegaste después de que yo llegue, al mismo punto de encuentro con los otros poetas y poetisas,
nos reconocimos en seguida por el éxito de nuestros ojos que maravillados contemplaban el día de sol,
nos preguntamos cómo nos fue,
te conté que al parecer todos decía que yo me había robado los suspiros de las chicas,
que con mis poemas más que cautivadas,
me contaste que el homenaje a la homenajeada del festival estuvo de lo mejor,
la lectura de poemas y lo vivido ahí en la escuela insuperable,
las coreografías, las niñas que declamaron, cantaron, aplaudieron fueron el manjar más exquisito, quedamos en vernos mas tarde otra vez, sin tiempo.

3. La noche.
Llegue a la base de poetas y poetisas para encontrarme con esas almas llenas de poesía,
te vi, no había nadie más que un señor de apellido Arana, era casi el momento de la cena,
todos andaban arreglándose para el teatro de esa noche mágica y azul,
me inspiraste confianza, sentados en torno a una mesa de vidrio te conté del porque todos decían ese día que yo había dejado suspirando a las niñas del colegio y te leí los poemas de esas mañana,
-A mi futura novia le prometo-, -Porque no sos mi trofeo, a mi futura novia-, -El jardín de mi amor-;
y te quedaste sorprendida,
me has dicho: le decis eso a una mujer y cae a tus pies toda enamorada, dándote un sí rotundo, 
en el teatro compartimos lo majestuoso de un palco para oír la poesía que caía como cascada, te fui a dejar hasta el hotel junto a otros colegas de las letras.

4. Ni la lluvia para.

Era mi turno de pasar a leer un poema,
uno nuevo,
uno que recogía la esencia de los dos días anteriores,
ya que todos ciegos sólo veían la belleza exterior,
el empaque,
yo decidí escarbar en el fondo y encontrar la hermosura interior,
dije: este poema se lo dedico a: Dany... Daniela...
Luego tuve que explicarte del porque para no tener malos entendidos... Te lo dije en medio de una lluvia que no paro.

5. Siguió la lluvia.

El domingo subimos aquella gran loma, 
entre las memorias históricas de este país llegamos a donde los bosques dan un respiro de aire puro,
allá donde la ciudad se ve pequeña, caótica sin sentido, grande en apariencia,
tu me diste un poema escrito a lápiz en un papel de cuaderno a rayas azules,
lo leí cuando ya te habías ido con retorno a mi amada ciudad ante de llegar a tu casa,
lo leí después porque quería conservar ese ultimo momento con tu amistad,
con la lluvia que desde esa loma nos acompaño y que no dejo que se vieran nuestras lagrimas,
si es que se puede resumir el recuerdo es de esta forma.

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