Guatemala de la Asunción

Buses rojos que parecen gusanos
recorren las avenidas y calles
de la ciudad que no duerme,
ya sea por las balas,
por los bolos
o por las bolas,
las luces que encienden las iluciones
son las que apagan los deseos
esos deseos que al final de la tarde
se convierten en el regreso a casa,
por la ruta norte, desvio sur,
carajo... la gente con corbata
va a comer a restaurantes rápidos,
cafeterias, cocinetas, con la prisa
de las horas marcadas en los relojes
al compas de las bocinas que presurosas
del paso dicen ¡quitáte imbécil!
las mujeres bien arregladas para ganarse
el pan suyo de cada día...
La prisa los carcome,
bien dicen que el estres los avejenta
todo es prisa, correr, prisas;
los semaforos rojos, amarillos, verdes
traen aromas a ron, tequila, café.
Rosquillas y shucos en esquinas
donde la sangre brota todos los días
y los diarios critican al gobierno de turno,
al ritmo de "no tengo" de Giovanny Pinzón.
Polupción asfixia las gargantas,
las flores crecen,
la jacaranda en flor.
Grandes edificios de oficinas,
comercios, vitrinas,
venta, compra,
comercios,
lavanderias,
panaderias,
tiendas,
dinero...
Guatemala de la Asunción
que me das los deseos
de quedarme y partir,
un grito con la garganta muda,
el desafio de esos barrancos
con sus cientos de casas
de block gris,
como gris es la tarde,
gris el cemento,
gris la conciencia
iluminada por lamparas,
apagado el lujo
y los puentes cuentan
de la necesidad extrema,
de los sueños fugados.