Se puede ser necio y esa es la perdición del hombre cuando la necedad ya de por si conducía al callejón de la amargura.Habían dos conejos en el campo uno de color negro y el otro de color azul, el primero siempre dispuso las fiestas de primavera, la pascua y echar a correr bajo el sol, el segundo se dio el tiempo entre estas faenas a plantar un huerto de zanahorias, lechugas y espinacas entre otros para cuando viniera el invierno no lo agarrara desprovisto.
Ese año el invierno entro muy cruel, mientras don conejo blanco en su madriguera atisba el fuego que tan hábilmente consiguió al guardar los leños más secos del bosque, el otro conejo, negro, murió en su intento por llegar a la madriguera de aquel y pedirle que le socorriera en su desdicha...
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