Tu cuerpo la fruta prohibida.
Fría la noche mustia
con los abetos en sombra
regalando el final de los delirios purpura
de este día que llega caduco
con su promesa intacta de ser,
nos vemos tan distantes de este lado del planeta,
nos rosamos la piel,
exitándonos en estos trayectos absurdo
que se empapan del sudor ajeno,
nuestros cuerpos quieren ser parte de esta fiesta
tan bacanal y lujuriosa,
deseos sexuales que toman forma
y es en estos juegos
donde habremos de probar las delicias del amor,
provocar el deseo,
dejarnos caer,
ser el instante en orgasmo comprimido
para liberar el universo de la palabra exacta
en que el amor sea primario,
aquí donde los surrealismo serpean
y las pardas blancas flores
no suscitan al amanecer florido
del polvo de estrellas en dorado palidecer
de tu boca sedienta,
jugo tendré de ella
y me regalaré al momento
en que todo se conjugue
en nuestra piel
al mas mínimo rose carnal,
pasional,
liberal.
Fría la noche mustia
con los abetos en sombra
regalando el final de los delirios purpura
de este día que llega caduco
con su promesa intacta de ser,
nos vemos tan distantes de este lado del planeta,
nos rosamos la piel,
exitándonos en estos trayectos absurdo
que se empapan del sudor ajeno,
nuestros cuerpos quieren ser parte de esta fiesta
tan bacanal y lujuriosa,
deseos sexuales que toman forma
y es en estos juegos
donde habremos de probar las delicias del amor,
provocar el deseo,
dejarnos caer,
ser el instante en orgasmo comprimido
para liberar el universo de la palabra exacta
en que el amor sea primario,
aquí donde los surrealismo serpean
y las pardas blancas flores
no suscitan al amanecer florido
del polvo de estrellas en dorado palidecer
de tu boca sedienta,
jugo tendré de ella
y me regalaré al momento
en que todo se conjugue
en nuestra piel
al mas mínimo rose carnal,
pasional,
liberal.
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